Todos queremos una vida mejor. Todos soñamos con felicidad, estabilidad, éxito…
Pero lo que nadie quiere… es el proceso. Queremos el fruto sin plantar la semilla.
El destino sin recorrer el camino. ¿Y sabes qué?
La vida no funciona así. Y Dios tampoco.
Porque en este mundo… todo lo que vale, cuesta.
Y lo que viene fácil, fácil se va. Muchos buscan atajos.
Buscan lo cómodo. Buscan evitar el dolor, el esfuerzo, el sacrificio.
Pero hay una verdad que no puedes ignorar:
Si solo estás dispuesto a hacer lo fácil, la vida será difícil.
Pero si estás dispuesto a hacer lo difícil, la vida será más fácil.
Evitar los desafíos no te libera del sufrimiento.
Solo lo aplaza. Quien no cuida su salud hoy… la pagará mañana.
Quien no invierte en su mente, en su alma, en sus relaciones… tarde o temprano lo pierde todo. Lo vemos cada día: Personas que hacen lo mínimo para pasar un examen.
Para mantenerse. Para sobrevivir.
Pero esa mentalidad, aunque parezca inofensiva… es la receta perfecta para una vida vacía.
Porque lo cómodo te estanca. Y lo difícil… te transforma.
Pregúntate esto con honestidad:
¿Qué parte de tu vida estás evitando mejorar… por miedo a salir de tu zona de confort?
¿Qué sueños estás abandonando, solo porque el camino se ve duro?
¿Qué tanto estás creciendo como persona… o solo estás sobreviviendo?
La respuesta a estas preguntas puede cambiar tu destino...